lunes, 27 de abril de 2015

¿Entrando en agujas?

Cuando un convoy ferroviario entra en agujas puede cambiar de vía y, en caso de hacerlo, transitar por otra que, en principio, no se desvíe mucho de la primera. Después, puede seguir relativamente cercana a ella o puede alejarse cada vez más. Del mismo modo, creo que también, el ferrocarril español, y sobre todo su política de planificación y gestión, está entrando en agujas, sin que podamos saber todavía si va a cambiar de vía y, si es así, cuanto se alejará de la hasta ahora transitada.



Todo parece indicar que un cambio de vía es necesario y que va en la línea de un replanteamiento de la política y gestión AVE, así como de una vuelta hacia una mayor atención al ferrocarril convencional. Estos días están coincidiendo diversas noticias que abundan en este planteamiento. Así, mientras diversos estudios y análisis económicos  y sociales cuestionan las luces y las sombras de la actual expansión de la alta velocidad y la necesidad de su replanteamiento, la comisaria europea de Transportes hace una llamada al gobierno español sobre la necesidad de conseguir una mayor rentabilidad de las inversiones realizadas así como de la conveniencia de una potenciación del tráfico de mercancías por ferrocarril. Junto a todo ello, crecen las protestas de diversas poblaciones y colectivos afectadas por una falta de atención al tren convencional. Algunos ejemplos pueden ser  la supresión de algunos trenes, como por ejemplo el veterano Costa Brava; los frecuentes altibajos en la calidad del servicio, como ocurre en la línea Valencia-Teruel-Zaragoza-Canfranc; el desinterés por algunas líneas prácticamente abandonadas pero cuya utilidad social en un sentido amplio debería reconsiderarse, como el caso del directo Madrid-Burgos o las contínuas quejas por el servicio en líneas de la antigua FEVE. Son sólo algunas muestras del sentimiento de desatención ferroviaria de buena parte de la población española.

En muchas de estas protestas se razona, de forma más o menos acertada, pero con un fondo muy significativo, que, con el costo de algún kilómetro de AVE, podrían solucionarse, al menos en parte, varios de los problemas reseñados. Estoy seguro que algunos ingenieros o gestores ferroviarios que lean ésto podrán sonreír pensando qué simples o reduccionistas pueden ser argumentos de este tipo. Podría ser, no estoy seguro, pero de lo que no cabe duda es que dan muestras de un creciente sentir social, que seguramente confirmarían posibles encuestas, y que los políticos deben necesariamente tomar en consideración.

No es posible saber todavía cuales serán las alianzas y compromisos políticos tras las elecciones generales. Sin embargo, dada la casi segura irrupción en tareas de gobierno de algunos de los nuevos partidos que ya han mostrado su interés en una revisión de la política ferroviaria española, es más que probable que estemos realmente entrando en agujas.

En cualquier caso, no podría finalizar esta entrada sin expresar una vez más mi deseo y el de otras muchas personas de que, en esa posible revisión, se reserve un espacio aunque sea pequeño, pero digno y cuidado, al replanteamiento de otra política también importante, aunque desde otros puntos de vista: la de la conservación y potenciación sensata e inteligente del patrimonio histórico ferroviario español. Hágase desde Fomento, o hágase desde Cultura, pero hágase por nuestro interés común.

1 comentario:

  1. Muy interesante y ante todo sensata reflexion de una politica y manera de gestionar que parece ir avanzando triste e inexorablemente,solo sentirme completamente de acuerdo en cada una de las lineas de esta sincera y verdadera reflexion ¡mas no se podria añadir!

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