Siguen apareciendo en la prensa diversas noticias y comentarios sobre la problemática de los nuevos trenes contratados para la vía estrecha de la cornisa Cantábrica y sus problemas con los gálibos de algunos túneles. Aunque creo que con mucho apresuramiento se han cesado -o retirado- a dos mandos intermedios de RENFE y ADIF identificados como presuntos responsables, es necesario que la investigación abierta continúe con celeridad y pueda definirse con toda claridad cómo es posible que, al menos año y medio después de descubrirse el problema, no se haya iniciado aún un nuevo proyecto de estos trenes, o que incluso hubieran empezado ya a construirse. Deben conocerse las razones que han llevado a este gran retraso que, además, solo se ha conocido cuando ha saltado a la prensa de un modo ¿imprevisto? Y ese será el momento de ver dónde pueden ubicarse las responsabilidades reales.
Hace falta mucho más que adelgazar trenes o ensanchar túneles. Hay que generar una nueva visión y no darse contra las paredes. (ZK/MakeAGIF)
En cualquier caso, creo que esta cuestión debe llevar a un planteamiento bastante más profundo. Por mucho que se "adelgacen" trenes o que se reformen túneles serán simplemente parches para una red ferroviaria absolutamente obsoleta, construida en buena medida con parámetros del siglo XIX y que de ningún modo sirve a las necesidades reales de la sociedad y la industria cantábrica. Unas líneas que, como ya ha pasado rec¡entemente con algunas otras, podrían calificarse por parte de RENFE/ADIF como no rentables o inviables, llegando incluso a plantearse su cierre. Y aunque ello no fuera así, solo seguirían ofreciendo un servicio insignificante e indigno de lo que se demanda a un ferrocarril moderno.
Al igual que ya reclamé cuando se planteó el cierre de la línea Aranjuez-Cuenca- Valencia pienso que se hace necesario un amplio y profundo debate a nivel estatal y llevado a cabo en el Parlamento sobre cómo debe ser la evolución del ferrocarril en España. RENFE y ADIF, pero sobre todo el Ministerio de Transportes, deben asumir que hay vida, obligaciones y derechos más allá de la alta velocidad y que los criterios generales sobre qué debe o no hacerse no pueden provenir solamente de conclusiones técnicas o de rentabilidad sino fundamentalmente sociales.
Y es en ese contexto donde debería definirse qué ferrocarril se quiere para la cornisa Cantábrica. Desde luego la solución no es adelgazar trenes o ensanchar túneles. Debe ser mucho más ambiciosa y útil en línea con los requerimientos actuales y futuros de la sociedad aunque probablemente no pueda ser rápida ni barata Y quizás deba plantearse en el marco de la Unión Europea junto con Portugal dado su interés en abrir un mejor corredor ferroviario con Galicia. Asturias, Cantabria y Euskadi requieren mucho más que trenes de iguales o menores prestaciones.
Y por cierto, creo que en el contrato de estos trenes, también figuraban otros seis para la línea de Cercedilla a Cotos…Espero que no hayan surgido también “problemas de gálibo" y que los plazos se cumplan. Los madrileños los necesitan ya.
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