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TRENES EN LA NOCHE
Es curioso como hay imágenes o sensaciones que quedan marcadas para siempre, tengan o no a priori un significado específico para la persona que las experimenta. Y, sin embargo hay otras, en principio más importantes o significativas, que quedan enterradas en lo profundo de la memoria. Y quedan allí para siempre, salvo que otra sensación o acontecimiento las haga emerger. Algo así me ha pasado con algunas que sentí en los pocos viajes largos que hice con mis padres y hermana, a los que me refería en el capítulo anterior, y que ahora salen de nuevo a la luz.
Debió ser hacia 1961 o 1962 cuando mis padres decidieron que era el momento de que conociéramos el mar y eligieron ir a Cantabria, y más concretamente a Suances, cerca de Torrelavega. Tomamos en la estación del Norte de Madrid el expreso de Santander, y como cabe suponer sentía una emoción especial al hacer mi primer viaje nocturno con todo lo que ello implicaba. No recuerdo haber podido ver la locomotora; supongo que sería una “7500” o en su caso una “7400” pero imagino que mis padres no estaban como para hacer en ese momento una excursión conmigo hasta la cabeza del tren…Lo que sí me impresionó mucho fue el departamento de segunda clase en que viajaríamos: los mullidos asientos con tapicería en verde y reposabrazos, luz fluorescente, fotos de paisajes sobre los asientos y puertas correderas.
No recuerdo mucho de aquella noche, pero sí el interés que tenía por ver una estación en plena Tierra de Campos con un nombre que cuando lo leí en la guía se me quedó muy grabado: Las Cabañas de Castilla. Sabía que pasaríamos por allí hacia la madrugada y me hacía ilusión verla aunque lo haríamos a toda velocidad. Estuve casi toda la noche despierto y me asomé a la ventanilla del pasillo cuando supuse que era el momento adecuado…pero, lógicamente, con la velocidad y la oscuridad de la noche no vi nada. ¿Qué magia, que significado había detrás de ese nombre para que me llamara tanto la atención? Nunca lo sabré, pero sí sé que me resultó doloroso cuando hace poco tiempo vi en una foto la degradada situación en que ahora se encuentra esa estación.
La situación actual de la estación de Las Cabañas de Castilla (Pablo Gadea)La segunda gran impresión de ese viaje tuvo lugar muy poco rato después. Ya amanecía cuando paramos en Alar del Rey, cabecera del Canal de Castilla. Estaba medio dormido cuando por la ventanilla vi pasar lentamente el morro verde de una locomotora que no conocía. Me quedé impresionado; yo no sabía que era una “7700” que se iba a poner en cabeza de nuestro tren para llevarlo hasta Santander, sustituyendo a la vaporosa –que lástima no saber cuál fue- con la que habíamos viajado desde Segovia. Pero en seguida recordé como había visto ya antes su imagen en los carteles de la Oficina Central de RENFE en la calle de Alcalá, cuando acompañaba a mi padre a comprar el kilométrico…y sentí una gran alegría de poderla contemplar en la realidad.
El impresionante frontal de una “7700”
Tras unos pocos días por Torrelavega y su comarca, tomamos de nuevo el expreso de vuelta a Madrid. Y ya, en la amanecida del viaje de vuelta, sin despegarme de la ventanilla para intentar ver el paso por el río Voltoya –otro nombre que al preparar el viaje me había llamado la atención-, se me quedó grabado al leer el de otro pueblo, en este caso, segoviano, cuando pasamos a toda velocidad por su estación: Santa María la Real de Nieva…
Algún año después viajamos en el expreso Madrid-Algeciras para a continuación pasar en el transbordador a Ceuta. Tengo la sensación de que lo tomamos en Aranjuez y sí me fijé en el típico cascabeleo de la “7600” que nos llevaría hasta Córdoba. Esta vez no pensaba en ninguna estación en particular pero recuerdo con toda claridad como al abrir la ventanilla en la madrugada sentí por primera vez el olor a almazara que desde aquel momento ya siempre identifiqué con Andalucía. Y también la impresión que me causó poco después el cuadro hecho de azulejos que pude ver en la estación de Andújar. Representaba a la Virgen de la Cabeza, patrona de aquella comarca, y tenía bajo ella un texto que ponía algo así como “Caminante, la Virgen de la Cabeza te bendice y te invita a visitar su real santuario en Sierra Morena”. Después, ya de día, bajando de Ronda hacia Algeciras me sorprendían aquellos nombres: Parchite, Setenil…Luego, más asombros: el puerto de Algeciras, la visión de Gibraltar…el barco “Virgen de África”, el mar…
Es verdad que de aquellos viajes no me quedaron en general recuerdos estrictamente ferroviarios, pero sí muy unidos a esas sensaciones y vivencias que solo pueden experimentarse en los trenes nocturnos. Su supresión no solo ha supuesto la pérdida de un modo de viaje útil y asequible para buena parte de la población, sino también la desaparición de un escenario donde tantas cosas, a veces misteriosas y un punto mágicas, eran posibles.
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Sobre las 7500:
https://trenesytiempos.blogspot.com/2018/01/las-tracciones-termica-y-electrica-en_40.html
Y sobre las 7700:
https://trenesytiempos.blogspot.com/2018/03/las-tracciones-termica-y-electrica-en_14.html
Grandes e inolvidables recuerdos,Ángel,toda esa ilusión antes de subir al tren...La locomotora que encabezaría el expreso en su partida de Madrid supongo fuera una 7500,algo más habitual en este tipo de trenes...Todo lo que mencionas en el texto me es muy familiar,el apeadero de Las Cabañas de Castilla,hoy en día hace ya muchos años en desuso,está situado entre la estación de Osorno y el apeadero de Marcilla de Campos si se circula en sentido Santander-Palencia,de antaño,los denominados "Interurbanos"-lo que sería un poco el equivalente al "Regional Exprés"-,con menos paradas este último,sí que efectuaban parada en Las Cabañas,la mayoría de estaciones y apeaderos de la línea en Tierra de Campos tenían ese diseño parecido,sencillo,pero,creo atractivo,hoy la mayoría ya en desuso,pero,sí que efectuaban su buen servicio a las personas de aquellos pueblos,aunque,la imposición del automovil...Me alegra esa grata impresión que te causó la 7700 que efectuaría el cambio de tracción en el aquel entonces importante enclave de Alar del Rey,aunque,en la actualidad ya no es lo que era,pero sigue manteniendo esa esencia,está muy bien conservada la estación,o la de Herrera de Pisuerga,por ejemplo...Bien cierto es
ResponderEliminarque los viajes y sensaciones de los viajes nocturnos tenían esas sensaciones y vivencias especiales,quizá se veía todo un poco desde otro prisma más "romántico",y,se ha perdido,desde luego,esa sensación de prestigio de gran tren que atesoraban aquellas largas y tan variadas composiciones...
No sé nada de trenes, pero si de sensaciones en ellos. Eran viajes largos partiendo de Madrid: a Canfranc, Pobla de Segur, Los Alcázares, Algeciras, San Vicente de la Barquera, Burgos, Barcelona, siempre en el correo nocturno, con algunos transbordos y casi siempre en tercera. He pasado en ellos frío, calor, hambre y sueño. Y siempre con la ilusión del viaje, lo que encuentras en ellos y lo que se espera al final del mismo.
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