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DESCUBRIENDO EN GIJÓN AL LANGREO Y AL CARREÑO
Desde mediados de los años setenta hasta finales de los ochenta, las vacaciones familiares las celebrábamos en Gijón durante la primera quincena de agosto. Como cabe suponer, ya el primer año que estuvimos allí me encaminé a la estación conjunta de los ferrocarriles del Langreo y del Carreño sin tener ni idea de lo que allí iba a encontrar. ¡Y vaya si encontré!. Lo que vi me llevó a repetir visitas año tras año y asistir a la evolución de ambas líneas, ya administradas por FEVE, pero manteniendo durante unos años parte de su antiguo material.
Volvamos a mi primera visita: recuerdo que nada más entrar vi a mi derecha lo que parecía un talgo pero muy venido a menos. A mi izquierda un pequeño tren eléctrico con librea marrón claro, de bastante estilo tranviario…
Ésta fue mi primera imagen del “talgo” del Langreo en el Gijón de los años setenta.
No sabía hacia dónde dirigirme…pero la visión del talgo tiraba mucho y hacia él me fui. No sabía de su existencia y no hacía más que preguntarme si realmente era un talgo y, si lo era, qué hacía allí, tal era mi ignorancia en aquella época sobre este ferrocarril. Algún ferroviario caritativo me contó algo, y después lo completé de la forma que pude. No fue fácil teniendo en cuenta la escasez de libros y revistas ferroviarias en aquella época -aunque alguna había surgido ya- y la ausencia de Internet. Muchos años después conocí muy bien este ferrocarril…pero ya no pude disfrutar “en vivo” del antiguo, del clásico Langreo. En cualquier caso, no debo dejar de recordar que fue el cuarto ferrocarril español y el primero de carácter industrial dedicado preferentemente al transporte de carbón y viajeros con un ancho de 1,438 metros. Que fue inaugurado en 1853 y tuvo una historia compleja tanto en organización como en explotación. Contó con un gran parque de locomotoras de vapor con algunas Lima y Baldwin norteamericanas y que cuando apostó por la tracción diésel, si bien la mayoría de sus locomotoras eran de procedencia europea, adquirió vehículos para viajeros en el mercado norteamericano, origen éste de su “talgo” y de sus automotores Mack. Por fin, en 1972, pasó a ser explotado por FEVE ya en vía métrica.
Pero bueno, aún con muchos menos conocimientos, en cuanto pude me faltó tiempo para viajar en el un poco cochambroso pero profundamente atractivo “talgo” hasta no sé cuál estación de la línea, probablemente Noreña. Disfruté examinándolo por fuera y por dentro, hice las fotos que pude con mis mediocres cámaras y me encantaron sus americanos asientos de cuero.
Desde entonces no le perdí de vista e incluso lo fotografíe, ya retirado, tras el cambio de ancho de vía en otra visita a Gijón en 1985. Aunque el estupendo Museo del Ferrocarril de Asturias no parece que haya podido conservar ninguno de sus coches, tengo entendido que existen algunos en propiedades particulares.
Si la sorpresa fue grande con el "talgo", mayor lo fue aún con los automotores Mack. Tampoco sabía de su existencia, me quedé verdaderamente impresionado y, de nuevo, planteándome montones de preguntas. Por supuesto inmediatamente hice un viaje de ida y vuelta a Pola de Laviana del cuál, además de vivir una experiencia para mí emocionante, obtuve interesantes fotos del interior del automotor y de diverso material, ya en desuso, en algunas estaciones de la línea.
Y en cuanto a las locomotoras diésel, me sorprendieron también las pequeñas y compactas Henschel de la serie 500 y las ya más grandes y potentes de la series 1400 y 1600, si bien ya sólo pude fotografiar a éstas últimas en su retirada final.
En 1972 El Langreo se integró en FEVE y todavía esta compañía tuvo que adquirir otras cinco locomotoras diésel para retirar definitivamente la tracción vapor. En cualquier caso, en marzo de 1983 el servicio fue suspendido durante un año para llevar a cabo el estrechamiento de la vía al normalizado de FEVE de un metro. Después fue ya material standard FEVE –básicamente automotores MAN- el que circuló por la línea …y el Langreo, al menos para mí, dejó de ser "El Langreo".
Pero volviendo a aquella primera visita,también era importante prestar atención al lado izquierdo de la estación, la zona del Ferrocarril de Carreño, una compañía que pudo compartir la estación del Langreo desde 1968 favoreciendo así su penetración en la ciudad. El Carreño formaba parte de un ambicioso proyecto industrial promovido por la Sociedad Crédito Industrial Gijonés creada en 1900 que tenía como núcleo dinamizador la construcción del nuevo puerto de Gijón en la ensenada del Musel, junto al cabo Torres. En principio se habían diseñado tres vías férreas que convergerían en él transportando carbón y mineral de hierro. Una de ellas era ésta del Carreño, que debería facilitar la explotación y transporte del hierro del concejo del mismo nombre.
El proyecto original comprendía el trayecto desde Aboño -estación de un proyectado ferrocarril de Veriña (estación del Ferrocarril del Norte) a El Musel- hasta Candás con la extensión a algunos pequeños ramales mineros. Con el paso de los años, este ferrocarril se electrificó y extendió su recorrido hasta Avilés convirtiéndose cada vez más en un servicio de transporte interurbano. Después, como ya comentaba, logró penetrar en el casco urbano de Gijón convirtiéndose ya en un verdadero servicio de cercanías.
Cuando yo lo conocí acababa de quedar englobado en FEVE–ocurrió en 1974- y de todo su antiguo material solo quedaban algunos automotores y remolques conocidos como “fabiolos” por su procedencia belga. También hice un viaje en uno de ellos hasta Candás y me sorprendió su relativa anchura interior, algo que no parecía que pudiera ser visto desde fuera.
Mi primer “fabiolo” (Ángel Rivera)
FEVE llevó a cabo un profundo saneamiento de infraestructuras y procedió al cambio de tensión a 1500 V. De este modo, a partir del 27 de febrero de 1981, fueron las entonces modernas unidades 3500/6500 las que se hicieron cargo del tráfico de viajeros de la veterana línea.
Pasaron los años y ya, mediados los ochenta, me ilusionaba menos ir a la estación porque todo el material que circulaba era el unificado de FEVE; aún así he vuelto a viajar en ellos de vez en cuando. En cualquier caso, los caminos del Langreo y del Carreño –y también los del antiguo Vasco-Asturiano- siguen siendo realmente atractivos y si no se conocen –y aunque se conozcan- merece la pena recorrerlos antes que alguno o algunos de ellos pudieran desgraciadamente desaparecer.
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Más sobre "El Langreo":
https://trenesytiempos.blogspot.com/2020/02/cronicas-de-la-via-estrecha-c-el-viejo.html
y
https://trenesytiempos.blogspot.com/2020/02/cronicas-de-la-via-estrecha-ci-el-viejo.html
Y sobre "El Carreño"
https://trenesytiempos.blogspot.com/2020/02/cronicas-de-la-via-estrecha-cii-la-via.html
Interesante relato. Simplemente comentar que buena parte de ese material se puede contemplar en el museo del ferrocarril de Gijón, a destacar de ese museo que la entrada es gratuita. Por lo tanto una visita obligada si se pasa por dicha ciudad asturiana.
ResponderEliminarAsi es, realmente interesante. Excelente museo.
EliminarSiempre se recibe con el mayor agrado (como todas las publicaciones,por supuesto),cualquier recuerdo a aquel tan singular "mundillo"ferroviario emplazado en Asturias,su mismo ancho de vía,y el material,desde luego tan inusual como atractivo a nivel peninsular,que le otorgaba esa fascinación única...Hubiera dado cualquier cosa,como suele decirse,por haberlo podido conocer en persona,pero,me hago buena idea a través de tu relato e imágenes,esa experiencia en los tan singulares "Mack",recuerdo una imagen publicada en el otro blog,"Trenes y Tiempos",que se apreciaba una de aquellas sacas grises de Correos en primer término,¡que tiempos!...No le iba a la zaga el famoso "Talgo",o "pájaro blanco",como bien sabes era conocido por aquella zona,y el atipismo de las locomotoras que lo remolcaban,aquellas problemáticas Henschel 1000,por muy poco tiempo,encargándose luego las "Holandesas"1400,y la belleza de las pequeñas Henschel 500,todo,desde luego!.,sin olvidar tampoco al Carreño.Al leer de nuevo estas lineas y las imágenes,he dejado volar la imaginación y me he sumergido de nuevo en la imaginación de lo que debió de ser aquel reducto ferroviario tan propio en el sentido de la palabra...
ResponderEliminarYa me hubiera gustado haber conocido aquel reducto ferroviario asturiano,todo un pequeño-gran mundillo ferroviario aparte,desde su propio ancho de vía,hasta ese material tan de importación...Solo con ver el "Talgo",conocido de cierta manera como "el pájaro blanco"y el atipismo de las locomotoras que le daban tracción,aquellas irregulares Henschel 1000 al principio,para hacerlo posteriormente las formidables 1400 Holandesas,las "apabullantes"americanas 1600 y los muy singulares automotores Mack,que debían transportar el correo en la línea,recuerdo aquella foto en "Trenes y Tiempos"con la saca clásica gris de época en primer término junto al pupitre de conducción...Sin olvidar aquellas bonitas Henschel 500,todo un compendio de material tan interesante...Sin olvidar,desde luego al Carreño...Ojala lo hubiera podido presenciar en persona,pero,me hago una buena idea nuevamente a través de las imágenes y texto...
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