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CON LA “CONFE”
De aquella serie de diez locomotoras tipo 242 “Confederación”, unas verdaderas "puras sangres" construidas por La Maquinista Terrestre y Marítima entre 1955 y 1957 que constituyeron la serie europea de mayor potencia, y también una de las más elegantes, sólo nos queda una: la 242F-2009, conocida por muchos aficionados como La Confe.
Con sus grandes ruedas de 1,90 m y dotadas con casi 4000 caballos de potencia, fueron diseñadas básicamente para llevar los expresos y rápidos por las llanuras de la vieja Castilla y por el Valle del Ebro. Cumplieron a la perfección su cometido pero fueron relegadas, no muchos años después, al remolque de trenes de mercancías al ser desplazadas por las nuevas locomotoras eléctricas. Su retirada definitiva, tan temprana, tuvo lugar hacia 1974, cuando no habían llegado a cumplir los veinte años de vida.
Aunque no tuve ocasión de verlas y de fotografiarlas durante sus servicios, y bien que lo siento, me encontré por primera vez con la última superviviente, la 242F-2009, y tal como comenté en un capítulo anterior, muy a principios de los ochenta en la estación de Príncipe Pío de Madrid. Años después, en 1988, fue reparada y puesta en orden de marcha en los Talleres Generales de RENFE de Valladolid y retornó al Museo donde volví a encontrarme con ella.
El impresionante perfil delantero de la “Confe”
Luego, en 2005, fue nuevamente puesta a punto en los prestigiosos talleres de la ARMF de Lleida y de nuevo salió otra vez triunfante a la vía. Fue entonces cuando ya la pude ver en directo, plena de potencia y profundamente elegante, en una exhibición de vapor en una jornada de puertas abiertas del Museo de Delicias. Me impresionó profundamente y reconocí en ella la obra final, la culminación de la brillante epopeya ferroviaria desarrollada por La Maquinista Terrestre y Marítima a través de toda su familia de grandes locomotoras: las 1400, 1600, 1700, 1800 y 2700.
Poco tiempo después, grande fue la alegría de los aficionados cuando nos enteramos de que la Confe se iba a hacer cargo de algunos de los "trenes de la fresa" entre Madrid y Aranjuez. Pero sólo fue uno. Al parecer algún problema surgió durante el viaje de ida o en la inversión en Aranjuez, de tal modo que por la tarde ya volvió a Madrid remolcada por la diésel 2180. Por suerte pude estar presente para verla entrar en Aranjuez y fue, de nuevo, emocionante. Impagable verla aparecer por la curva que de entrada a la estación y admirarla al pasar por delante. Aunque de muy mala calidad por las pocas prestaciones del móvil que tenía en aquel momento, puede sacar un pequeño vídeo –creo que uno de los muy pocos que se sacaron de aquella entrada triunfal- y en el que, casi más que la imagen merece la pena escuchar el sonido que recoge perfectamente sus impresionantes e inolvidables pitidos.
En Aranjuez, en cabeza del Tren de la Fresa
Después de aquel día y del triste retorno al Museo, el silencio se ha hecho sobre ella ya durante muchos años y pocas personas apuestan por una nueva recuperación funcional. A los aficionados nos da pena pensar que probablemente nunca volverá a correr por las vías, aunque de vez en cuando se especule con ello. A algunos de nosotros estar en silencio junto a ella nos produce un sentimiento profundo y una gran emoción, y confieso que cuando voy por el Museo, y nadie me ve, todavía acaricio suavemente su bancada y recuerdo el respeto, el cariño y la admiración que siempre han expresado los que trabajaron con ella y con sus hermanas de serie. Así, un veterano ferroviario, Manuel Sánchez Solano, dice en su libro "Maquinista por vocación": "Con la Confederada 242-2008 era una gozada remolcar trenes, todos expresos. Yo sentía escalofríos al paso por las estaciones haciendo sonar su potente silbato. Hoy todavía me recreo recordándolo al ver los vídeos de que dispongo".
Y tampoco me resisto a transcribir este comentario de Manuel Otero, un maquinista de Venta de Baños que las conoció bien, tal como aparece en el libro “Venta de Baños. Un pueblo, su estación y sus ferroviarios” de Martínez Garrapucho:
"...Había que oírlas en el silencio de la noche, cuando subían a Velayos en el puerto, hacían unas pulsaciones fuertes y secas como ninguna otra, era algo divino oírlas en el silencio de la noche (....) Para mí es la mejor máquina del mundo en vapor (...) una locomotora no la han tenido como ésta en ningún sitio…
Yo todavía confío en su resurrección porque me resisto a creer que se pueda hurtar a las generaciones venideras la experiencia de contemplar y sentir a una locomotora de vapor que fue el culmen de la ingeniería ferroviaria española y hasta cierto punto, también europea.
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Leído esto en mayo de 2025 la confianza va disminuyendo drásticamente...aunque no perdida del todo...