domingo, 8 de septiembre de 2024

Recuerdos del tren (VII): En "verderón" no, por favor

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EN “VERDERÓN” NO, POR FAVOR


Comentaba en el capítulo anterior cuál era el tipo de coche de viajeros que buscaba desaforadamente cuando el tren entraba en la estación pero no he dicho de cuál huía como del pedrisco. Pues huía de los “verderones”. 

Naturalmente yo tampoco tenía idea de que se llamaran así y menos todavía que habían sido introducidos por MZA en sus líneas de largo recorrido, casi al mismo tiempo que los “costa”. Lo que sí sabía es que si montábamos en alguno de ellos me esperaba un viaje aburridísimo. 

"Verderón" de 3ª clase (CARRIL)

La verdad es que la imagen externa no era mala. Aunque la caja era de madera, iba forrada de chapa verde –de ahí su denominación- y daba una cierta imagen de modernidad. No tenían balconcillos sino unos pequeños habitáculos cerrados de entrada en cada extremo y de ellos arrancaba un largo pasillo lateral bastante estrecho que conectaba los diez departamentos del coche. Cada departamento tenía dos bancos enfrentados, con la banqueta y el respaldo forrados de aquel extraño material llamado gutapercha y ligeramente rellenos, muy ligeramente, con crin. Esa gutapercha era la mar de desagradable en cualquier época del año: fría en invierno y nada transpirable en verano, con lo cual en esa época te quedabas literalmente pegado al asiento y más si tenías como yo pantalón corto. Todo el interior del coche estaba pintado en un color crema muy claro, casi blanco, que daba un poco la impresión como de  coche hospital.

Otro "verderón" en 1965 (J. L. Torres)

En cada banco cabían cinco o seis personas separadas por una muy pequeña distancia de las del banco de enfrente, con lo cuál te tragabas conversaciones, estornudos y casi la comida que pudieran estar tomando. Las ventanillas –una veces una y otras dos- quedaban al fondo, casi inaccesibles y casi siempre ocupadas. Además, en caso de que hubiera sitio libre junto a ellas -o te lo dejaran graciosamente- casi no valía la pena: quedaban bastante altas y además no bajaban del todo, con lo cual si te querías asomar tenías que ponerte de rodillas disparando rápidamente los comentarios de tus padres o de algún otro adulto del departamento: “Niño, no molestes”, ¡Qué vas a manchar el asiento, baja de ahí! O “ni se te ocurra asomarte a la ventanilla”…comentarios que nunca se daban en los “costa”, dado lo accesible de las ventanillas, la cercanía de tus padres y el menor número de personas en el departamento. 

Interior de un "verderón" (AHF/MFM)

Existía la alternativa de salir al pasillo y buscarte ahí una ventanilla. Difícil también; Las zonas para los equipajes situadas sobre los asientos eran muy pequeñas y con poca profundidad, por tanto era difícil colocar allí los bultos voluminosos, y, además, existía la posibilidad de que en alguna sacudida del tren, pudieran caer sobre la cabeza de alguna o algunas personas. En esa situación se colocaban frecuentemente en el pasillo convirtiéndolo en un verdadero circuito de obstáculos. De este modo era muy difícil conseguir una ventanilla “sana” y si lo hacías eras molestado –y estabas continuamente molestando-  a quienes circulaban por el pasillo, revisor incluido. En fin, en esa situación la alternativa era quedarte en el asiento, leer un tebeo si lo llevabas y tener suerte de que el vecino o vecina de enfrente no se pusiera a hacerte preguntas bobas o a decirle a tus padres lo rico o aplicado que eras. 

Siempre me ha llamado la atención que MZA dedicara estos coches a “largo recorrido” dado lo tremendamente incómodos que eran; no me imagino hacerse 300 o 400 km en esas condiciones. Quizás en la época en que se introdujeron sí supusieron una mejora sustancial pero ya en los años de RENFE era un diseño a superar. Por eso, y por la escasez general de material, supongo que en la compañía cursó un amplísimo pedido de coches metálicos de las series 5000 y 6000 que, éstos sí, eran mucho más cómodos y con unas dimensiones mucho más generosas. De este modo, los “verderones” fueron pasando a trenes de menor recorrido como los ómnibus o semidirectos mientras que rápidos y expresos empezaron a llevar de forma casi exclusiva estos nuevos coches. También empezaron a formar parte de algunos correos de largo recorrido. Así ocurría en el de Madrid a Valencia por Cuenca, si bien mezclados todavía con algún “verderón”.

En cualquier caso, debo reconocer que, aún en aquella época de “costas” y “verderones”, RENFE tenía coches de tercera clase de pasillo lateral bastante más cómodos. Creo que habían pertenecido a la compañía del Norte e iban también, como los “costa” forrados de listones de madera de teca pero por dentro eran mucho más acogedores. Supongo que RENFE los utilizaba en trenes de mayor “prestigio”; en mi caso los conocí viajando entre Aranjuez y Toledo en el tren conocido como “El Turista” que salía todas las mañanas desde Madrid hacia las nueve horas traccionado normalmente por una Mikado y que retornaba por la tarde saliendo de Toledo hacia las siete de la tarde. Como su nombre indicaba era el tren utilizado casi exclusivamente por un gran número de visitantes extranjeros que iban a pasar el día en Toledo y a los que supongo que había que causar la mejor impresión posible…Pero he de confesar que, de vez en cuando, se colaba algún verderón. Lo que sin embargo no ocurría casi nunca es que llevara “costas”. Lo sabía y me resignaba…

5 comentarios:

  1. Muy jugosas descripciones y observaciones acerca de este tipo de vagones,y que creo que no viviendolo en primera persona quizá fuera un poquito difícil de imaginar.Desde mi punto de vista,a mí personalmente siempre me han gustado estos vagones,su asepcto externo,su colorido y esa denominación de "verderones"siempre me han sugerido simpatía,pero,otra cosa era ya su interiorismo y el viaje en ellos!.Me hago una buena idea a través de tus vivencias y esa foto con ese interior tan "espartano"y humilde,pero,era lo que eran!...Aun así,los miraré desde su simpática imagen externa...

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    1. Si, la imagen era atrayente...pero eran incómodos hasta decir basta ;-)

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    2. Lastima llevaran consigo ese tan importante lastre!...

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  2. Muy buenas... ¿Me engaña la vista o en la fotografía del interior del verderón, las ventanas del pasillo están condenadas con tacos de madera?

    Por otra parte unas entradas deliciosas, saludos!

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  3. No está muy claro pero me da la impresión de que la persiana está bajada (quizás para la foto) y lo que parece un taco podría ser el mecanismo de enganche o sujeción. Ah, y me alegro que le gusten las entradas. Un saludo.

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