domingo, 4 de agosto de 2024

Recuerdos del tren (II): Junto a un TAF y a un ministro a los tres años

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JUNTO A UN TAF Y A UN MINISTRO A LOS TRES AÑOS

A veces nos preguntamos –o preguntamos a otras personas- cuál es el primer recuerdo que tenemos de nuestra infancia y a qué edad se produjo. Es difícil para muchas localizarlo pero en mi caso no es así: tenía tres años y dos meses cuando asistí con una tía mía en la estación de Santa Cruz de la Zarza a la reinauguración de la línea ferroviaria de Villacañas a Santa Cruz. 

Quizás conviene recordar que aquella línea fue construida durante el transcurso de la Guerra Civil a modo de prolongación del ferrocarril Torrejón-Tarancón, conocido también como “el ferrocarril de los cuarenta días”, que trataba de conectar Madrid -que se encontraba sitiado- con Levante. Se utilizó por convoyes de la República entre 1938 y abril de 1939 y quedó después abandonada. Años después se valoró su reapertura para el transporte de productos agrarios pero para ello fue necesario mejorar mucho su infraestructura, así como levantar edificios para las tres estaciones intermedias entre Villacañas y Santa Cruz: Lillo, Corral de Almaguer y Villatobas. Realizado todo ello, la reinauguración – ¿o mejor inauguración?- tuvo lugar el 11 de julio de 1954.

El tren inaugural en Lillo, poco antes de llegar a Santa Cruz (autor desconocido)

Otra imagen del día de la inauguración en Lillo (autor desconocido)

Y a esa inauguración asistí yo con mis tres años. No sé si había alguien más de la familia pero la imagen que tengo grabada es que estaba en brazos de mi tía junto a una de esas típicas vallas de madera que rodeaban el jardincillo que antiguamente tenían muchas estaciones, y que, al otro lado de ese jardincillo, estaba detenido un hermoso tren plateado –muchos años más tarde supe que era un TAF, el tren más moderno de aquella época junto con el Talgo II- del que descendían algunas personas, debiendo ser una de ellas el conde de Vallellano que en aquellos años ocupaba el Ministerio de Obras Públicas. 

Siempre tuve la sensación de que era ya de noche aunque suponía que se trataba de una imaginación; sin embargo, muchos años después, pude ver la orden de marcha de ese tren en la que se especificaba su llegada a Santa Cruz desde Villacañas a las nueve de la noche y su retorno a Madrid a las diez y cuarto. Y así ocurrió tras un discurso de las autoridades en la plaza de Santa Cruz y un refrigerio en las Bodegas Bilbaínas situadas junto a la estación.

Parte de la hoja de marcha del tren inaugural correspondiente a la parte final del recorrido entre Santa Cruz y Madrid (cortesía Alejandro Tomás de Pozuelo)


Algunos santacruceros aprovecharon para fotografiarse junto al TAF, que debía ser muy nuevo ya que los primeros de estos trenes llegaron a España en 1953. Como puede verse era ya noche cerrada.

Tras la inauguración, el servicio efectivo comenzó el once de agosto con un correo entre Tarancón y Villacañas, un ómnibus entre Tarancón y Alcázar de San Juan  y un mercancías. La verdad es que eran unos servicios sobredimensionados y al cabo del tiempo se fueron reduciendo quedando dos servicios de ida y vuelta entre Villacañas y Santa Cruz. Servicios que, poco a poco, fueron siendo asumidos la mayoría de las veces por automotores “zaragoza”, si bien el vapor no llegó a desaparecer del todo. 

En cualquier caso, la línea fue clausurada en octubre de 1965 al no haber cubierto en absoluto las expectativas depositadas en ella. Quizás las distancias entre los pueblos del recorrido y sus correspondientes estaciones eran importantes, sobre todo para el tráfico de viajeros, y en el caso de los productos agrarios, el transporte por carretera se demostró mucho más efectivo y rápido. 
En esos años finales, de 1961 a 1965, es cuando viví más de cerca el movimiento de esa línea viviendo anécdotas y sensaciones que irán quedando reflejadas en algunos de los siguientes capítulos. ¿Fue ya un adelanto de todo aquella vivencia con mi tía en la estación santacrucera en esa noche de julio? No lo creo, como tampoco creo que fuera el inicio de mi afición ferroviaria…pero quien sabe. En cualquier caso, lo que sí es verdad es que marcó el inicio de un camino ya sin retorno, una especie de unión sentimental con RENFE y con sus gentes.
                            

La estación de Santa Cruz en el 2020. Puede verse como el andén se ha ampliado sobre la antigua vía desviada dejando solamente la pasante. A la izquierda las vías del Villacañas a Santa Cruz (la segunda está casi tapada por la vegetación.  Entre la pasante y la del Villacañas existía otro andén (Rodelar/Wikipedia)

3 comentarios:

  1. Hay recuerdos que,para bien,por muy desde la niñez en que se vivan permanecen intactos en la memoria como el mismo instante en el que acontecieron,dese luego,efemeride histórica que tuviste ocasión de presenciar en primera persona,y,desde luego,no es de extrañar que el fabuloso y flamante TAF fuera objeto de atención,o el propio Talgo II fueran objeto de atención tanto como la misma comitiva,desde luego,el material no era cualquier cosa!,al igual que el acto.Muy entrañables las imágenes y el impagable itinerario
    del TAF,y la observación en la última imagen del aspecto actual de la estación de Santa Cruz...

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    1. Gracias Jose. Sí,lo de los recuerdos es curioso. Ahora mismo es como si estuviera viendo perfectamente al ministro descendiendo del TAF...!

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    2. A tí,Ángel,te creo,hay recuerdos que permanecen en la memoria como recién acontecidos!...

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